jueves, 25 de agosto de 2016

No te pertenezco.

No te pertenezco. Mi cuerpo no es una comodidad. Mi cuerpo no es un juguete. Mi cuerpo no es un objeto para tu placer o abuso. Mi cuerpo no es tuyo. Mi cuerpo es mío. No te pertenezco.
 
Lo que elija ponerme no es para discutirlo o criticarlo. La manera en que mi cuerpo se mueva por el espacio no es un show para tus ojos, borra esa mueca de tu cara. Los tatuajes en mi piel no fueron creados para tus críticas. El trabajo del arte que soy fue creado sólo para mí. Los colores que elija para mi cabello no me convierten en otra cosa que única. Tú no decides por mí. No te pertenezco.
 
El número de personas que dejo entrar y salir de mi templo no es de tu incumbencia. Si tienes algún problema con mi número, no tengo problema en perderte. Si tienes un problema con mi número, lo siento por ti. Mi identidad sexual es mía y no es ningún pecado. No soy “fácil” ni “puta”, esas palabras no tienen sentido para mí. He avanzado mas allá de tu mentalidad infantil y déjame decírtelo una vez mas: no te pertenezco.





miércoles, 10 de agosto de 2016

Para ustedes.

¿Qué puede llevar a una persona a hacerse daño a sí misma? ¿Falta de personalidad, debilidad, cobardía, valentía, desesperación, inconsciencia, locura, querer llamar la atención, osadía, pedir auxilio...?
No lo sé.
Posiblemente, ninguna de esas cosas, todas a la vez o mil razones diferentes más que no consigo recordar o no me atrevo a señalar aquí.
La decisión de cortarse, autolesionarse o intentar asfixiarse o ahogarte no debe se nada fácil. Y conocer a personas que han pasado por eso tampoco.
Es muy duro para todos. Pero sobre todo es duro para quien lo sufre y sigue viviendo inmerso en su tortura. No me imagino cómo debe ser el momento en el que la decisión es definitiva. Ese instante en el que eliges el método, el minuto y la manera. ¿Subirá la adrenalina o te morirás de miedo? ¿Temblarás?
Cuando das ese paso adelante, estás dando varios hacia atrás. Ya nada en tu vida será lo mismo, y las personas que se enteren de lo sucedido nunca más te mirarán de la misma forma. Te conviertes en una especie de cristal de Bohemia. Te vuelves muy frágil. Te rompes con más facilidad y todos tienen más cuidado para no ser los causantes de esa rotura.
Por desgracia, vivimos en un mundo en que nos equivocamos y perdemos el rumbo más veces de las que deberíamos. Y una historia calca otra historia. Y un impulso sirve para crear otros impulsos. Demasiado iguales, demasiado comunes. Copiamos más lo negativo que lo positivo.
Me gustaría hablar con todas esas personas para decirles que existen soluciones. Otra manera de encarar la vida, aunque nada logre hacerte feliz. Aunque te veas perdido en un lugar que ni siquiera es el tuyo. Aunque el poco aliento que te queda no te sirva ni para respirar adecuadamente.
Si he aprendido algo en los pocos años que tengo es que me quedan muchos años por vivir. Aunque suene redundante. La vida es una cuestión de rachas. De rachas de todo tipo. Y si eliges el camino malo, siempre habrá tiempo de volver al bueno o de seleccionar otro camino más adelante. Puede que, esa vez, el camino sea mejor.
A esas personas, si pudiera hablar con ellas, les pediría que no se rindan nunca. Que piensen en ellas, que piensen en los demás. En todos esos que los quieren. Que se atrevan a pensar. Que se atrevan a desafiar a la vida. Que se atrevan a no tener miedo. Ganarás, perderás..., pero no arrojarás todo por la borda.
Respeto mucho a las personas. Respeto lo que deciden.
Respeto lo que hacen. Siempre lo haré. Porque sé que vivir es difícil y porque sé que en ocasiones lo único que te sale de dentro es tirar la toalla.
Pero toca luchar. Toca hacer fuerte a los problemas. Porque si luchas y haces frente tienes más posibilidades de encontrar lo que yo acabo de encontrar: a esa persona que te convenza de todo esto que acabo de escribir.

Este es un pequeño fragmento del libro "Tengo un secreto" (último en la saga de Blue Jeans) y en cuanto lo leí sólo podía pensar en cada uno de ustedes y en cuanto deseo que algún día logren sentirse bien consigo mismos sin depender de otros y que al aceptarse recuerden lo fuertes que fueron durante tantos años que pensaban que no podrían salir de esa oscuridad. Porque yo tengo fe en ustedes. Todos podemos salir adelante. Cada uno de nosotros.