domingo, 16 de octubre de 2016

Octubre 16.

Hace un año tomé una de las mejores decisiones que pude haber elegido. Hace un año estaba atravesando un infierno que parecía no tener nunca fin y busqué algo que me motivara a no bajar los brazos. Busqué y busqué con paciencia, hasta que pensé en todas esas veces que no tuve a nadie que me ayudara a lidiar con mis desórdenes mentales y encontré muchas personas luchando con similitudes a las mías. Y cuando conocí cara a cara a una de las personas que me ayudó a distancia a superar tantas cosas, pensé que me encantaría lograr en otros lo que ella logró en mí, y se me ocurrió una idea productiva, quizá por primera vez desde que recuerdo, y agradezco a lo que sea que me llevó a esto. Tantos años de sufrimiento y no saber cómo canalizarlo, tanto tiempo de dolor y no encontrar manera de soportarlo, tantas personas que me lastimaron y que no supe perdonar, doy gracias por eso y más. Porque si no fuera por todo eso que viví, no sé si Karou existiría. Encontré muchas personas hermosas que valen la pena y necesitan apoyo y comprensión, cariño que no encuentran para recordar lo valiosos que son. Porque no nacimos sabiendo, y la autoestima también se aprende. Pero que alguien te entienda y comprenda lo que estás viviendo, no tiene precio. No se puede solucionar los problemas ajenos, pero sí se puede dar un oído para escuchar, sí se puede dar un abrazo para calmar, sí se puede dar un hombro sobre el cual llorar. No hacen falta palabras, no siempre se necesita una respuesta. Una simple muestra de afecto puede ser suficiente para ayudar. Aconsejar lo que uno mismo haría en lugar de imponer algo que no se llevaría a cabo. Hacerle sentir y saber a alguien que no está solo y que simplemente necesita tiempo, y que cada uno tiene el suyo propio. Que no compitan con otros porque todos somos diferentes y no es necesario ir a la par de los demás.
Hoy es el primer año de este proyecto que creé con la simple idea de ayudar y que se convirtió en lo más lindo que tengo. Y les agradezco a todos y cada uno de ustedes por permitirme llevar a cabo tan lindo grupo que sigue creciendo despacito y gracias por ustedes ser parte de Karou. Simplemente, gracias. Y no dejen de sentir, de experimentar, de vivir. Porque con el tiempo se van a dar cuenta que es lo más lindo que existe💕

viernes, 23 de septiembre de 2016

Ya hace un año.

"En la heladera tenes esto, tenes aquello. Hay de todo en casa. Cocinate. No estés sin comer". Mi mamá me vive repitiendo lo mismo casi todos los días. Pero no es ese el punto. El punto es que queda en uno querer o no comer. Es demasiado fácil decir una mentira a través del teléfono o un texto. Pero estoy algo cansada de las mentiras. Y es por eso que decido escribir esto.

Ya hace un año desde que reconocí este tipo de problemas. Y creo firmemente en que la aceptación es la clave para la liberación. Es el paso más difícil de todos, aceptar que tenemos un problema. A partir de eso, depende de nosotros querer ser ayudados o no, sanar o seguir estancandonos, evolucionar o retroceder.

Es muy simple mirar al otro lado y hacer de cuenta que nada de esto existe, que las noches llenas de lágrimas y silencio son cosas del momento, que la comida simplemente es alimento, que los cortes no duelen y que las emociones fácilmente se tapan. Porque no es así, es mucho mas complejo, y nadie que no haya pasado por esto puede llegar a entender realmente lo que es vivirlo día a día. No es una noche encerrada en tu habitación sin cenar. Son varios días. Son semanas. Y las semanas se convierten en voces que te gritan en silencio que no las dejes, que son tu única compañía. Te consume. No pedís ayuda porque tu mente te llora todo lo negativo que podrías imaginar. ¿Y como salir de esa oscuridad? ¿Como hacerse entender a uno mismo todo lo valioso que es?

Muchas veces me pregunté cuál es el sentido de la vida, por qué existimos y cuál es el propósito de vivir. Es finalmente el día de hoy, hace tiempo, que puedo entenderlo. Venir a vivir porque sí es en vano. Alguien tiene que hacer algo por nosotros. Necesitamos evolucionar como seres humanos, abrir nuestras mentes y ayudarnos a sanar. No necesitamos de sus sermones o promesas. No necesitamos más culpa de la que creemos. Necesitamos comprensión, cariño, contención, educación y amor para con nosotros mismos. Necesitamos un abrazo en el momento justo y en cualquier otro momento también. Necesitamos que nos recuerden que existimos con un propósito, que vinimos para cambiar algo de este mundo y que merecemos más de lo que somos, porque somos y valemos mucho. Nos merecemos mirarnos al espejo y aceptar el reflejo aunque no lo queramos, porque ese querer se consigue únicamente con tiempo y fuerza de voluntad. Y no importa si es hoy o mañana o en diez años a partir de acá, lo que importa es simplemente que no dejemos de creer en nosotros mismos. Recaer es totalmente normal. Vamos a recaer muchas veces hasta que en un momento vamos a aprender a seguir caminando todos juntos, y al que caiga, vamos a volver a levantarlo. Porque de eso se trata también, de mantenernos juntos, de superar todo lo que se presente. De entender que somos seres completos sin necesidad de una mitad que nos complete porque somos capaces de llenarnos con expectativas propias. Porque al fin y al cabo, la única persona que nos acompaña desde el primer hasta el último día de nuestras vidas, somos nosotros mismos. Sos vos, la persona que lee esto. Sólo vos estas en todo momento contigo misma. Sos la única persona capaz de aceptarte día a día. Aprende a reírte de vos misma, de darte palabras de aliento, de abrazarte cuando lo necesites, de cantarte y hablarte y escucharte y compartir cosas contigo misma. Recordate todo lo que vales, lo importante que sos. ¿Estas queriendo decir que no a todo esto? Lo lamento, en serio. Pero no estás sola. Porque aceptarse a sí misma no significa que estemos solos. Tenes muchas personas que se preocupan por vos. Personas que viven exactamente lo que vos vivís, incluso peores, y quieren verte bien. Es irónico, pero cierto. No importa las recaídas que tengas, viví un día a la vez, no te apresures. Calma. Porque después de todo, sería muy fácil volar sin aprender a arrastrarnos por la oscuridad primero.

jueves, 25 de agosto de 2016

No te pertenezco.

No te pertenezco. Mi cuerpo no es una comodidad. Mi cuerpo no es un juguete. Mi cuerpo no es un objeto para tu placer o abuso. Mi cuerpo no es tuyo. Mi cuerpo es mío. No te pertenezco.
 
Lo que elija ponerme no es para discutirlo o criticarlo. La manera en que mi cuerpo se mueva por el espacio no es un show para tus ojos, borra esa mueca de tu cara. Los tatuajes en mi piel no fueron creados para tus críticas. El trabajo del arte que soy fue creado sólo para mí. Los colores que elija para mi cabello no me convierten en otra cosa que única. Tú no decides por mí. No te pertenezco.
 
El número de personas que dejo entrar y salir de mi templo no es de tu incumbencia. Si tienes algún problema con mi número, no tengo problema en perderte. Si tienes un problema con mi número, lo siento por ti. Mi identidad sexual es mía y no es ningún pecado. No soy “fácil” ni “puta”, esas palabras no tienen sentido para mí. He avanzado mas allá de tu mentalidad infantil y déjame decírtelo una vez mas: no te pertenezco.





miércoles, 10 de agosto de 2016

Para ustedes.

¿Qué puede llevar a una persona a hacerse daño a sí misma? ¿Falta de personalidad, debilidad, cobardía, valentía, desesperación, inconsciencia, locura, querer llamar la atención, osadía, pedir auxilio...?
No lo sé.
Posiblemente, ninguna de esas cosas, todas a la vez o mil razones diferentes más que no consigo recordar o no me atrevo a señalar aquí.
La decisión de cortarse, autolesionarse o intentar asfixiarse o ahogarte no debe se nada fácil. Y conocer a personas que han pasado por eso tampoco.
Es muy duro para todos. Pero sobre todo es duro para quien lo sufre y sigue viviendo inmerso en su tortura. No me imagino cómo debe ser el momento en el que la decisión es definitiva. Ese instante en el que eliges el método, el minuto y la manera. ¿Subirá la adrenalina o te morirás de miedo? ¿Temblarás?
Cuando das ese paso adelante, estás dando varios hacia atrás. Ya nada en tu vida será lo mismo, y las personas que se enteren de lo sucedido nunca más te mirarán de la misma forma. Te conviertes en una especie de cristal de Bohemia. Te vuelves muy frágil. Te rompes con más facilidad y todos tienen más cuidado para no ser los causantes de esa rotura.
Por desgracia, vivimos en un mundo en que nos equivocamos y perdemos el rumbo más veces de las que deberíamos. Y una historia calca otra historia. Y un impulso sirve para crear otros impulsos. Demasiado iguales, demasiado comunes. Copiamos más lo negativo que lo positivo.
Me gustaría hablar con todas esas personas para decirles que existen soluciones. Otra manera de encarar la vida, aunque nada logre hacerte feliz. Aunque te veas perdido en un lugar que ni siquiera es el tuyo. Aunque el poco aliento que te queda no te sirva ni para respirar adecuadamente.
Si he aprendido algo en los pocos años que tengo es que me quedan muchos años por vivir. Aunque suene redundante. La vida es una cuestión de rachas. De rachas de todo tipo. Y si eliges el camino malo, siempre habrá tiempo de volver al bueno o de seleccionar otro camino más adelante. Puede que, esa vez, el camino sea mejor.
A esas personas, si pudiera hablar con ellas, les pediría que no se rindan nunca. Que piensen en ellas, que piensen en los demás. En todos esos que los quieren. Que se atrevan a pensar. Que se atrevan a desafiar a la vida. Que se atrevan a no tener miedo. Ganarás, perderás..., pero no arrojarás todo por la borda.
Respeto mucho a las personas. Respeto lo que deciden.
Respeto lo que hacen. Siempre lo haré. Porque sé que vivir es difícil y porque sé que en ocasiones lo único que te sale de dentro es tirar la toalla.
Pero toca luchar. Toca hacer fuerte a los problemas. Porque si luchas y haces frente tienes más posibilidades de encontrar lo que yo acabo de encontrar: a esa persona que te convenza de todo esto que acabo de escribir.

Este es un pequeño fragmento del libro "Tengo un secreto" (último en la saga de Blue Jeans) y en cuanto lo leí sólo podía pensar en cada uno de ustedes y en cuanto deseo que algún día logren sentirse bien consigo mismos sin depender de otros y que al aceptarse recuerden lo fuertes que fueron durante tantos años que pensaban que no podrían salir de esa oscuridad. Porque yo tengo fe en ustedes. Todos podemos salir adelante. Cada uno de nosotros.

jueves, 21 de abril de 2016

Etérea.

Hola. Es difícil de contar mi historia, pero creo que es necesario, puede que haya gente como yo, que haya pasado por lo mismo, que tenga mi mismo problema, que me pueda decir qué me pasa.
Para entender todo, primero hace falta que aclare ciertas cosas acerca de mí, sino, no entenderías el por qué mi vida ha sido tan complicada para mí.
Soy una persona de inteligencia alta, con una capacidad de cálculo y memoria buenas. No es que sea una persona con retraso, para nada, hasta tengo cierto oído musical y pinto bien; sin embargo, hay ciertas cosas básicas que no puedo entender. No puedo saber cuándo hacen una broma, están exagerando algo o es un farol. Ya me han explicado muchas veces que la gente no habla siempre de modo literal, pero el único modo de saber cuando no hablan literal es preguntándolo, y eso es un tanto... ¿vergonzoso? Sí, da mucha vergüenza preguntar eso cuando alguien está tan alterado que dice cosas horribles; te tachan de borde, incomprensiva. Para mí sí, por ejemplo, estás cansado de hacer actividad física y dices “me quiero morir”, yo entiendo “se quiere morir”. Lo que dices es lo que entiendo, punto, no más vueltas de hoja.
En segundo lugar tengo problemas de fobias. A los loros, a los ladridos, a los ruidos fuertes entre otras cosas. Lo paso muy mal, me entra ansiedad, lloro. Un día en vivero se me acercó un loro y me dijo “hola”. Salí corriendo del miedo. No paré hasta llegar a la sección de muebles de la tienda. Otro día iba paseando con un chaval y un precioso perro grande situado detrás mío ladró. Me encogí, chillé y me tapé la cara del pánico. Cuando me di cuenta, estaba en pleno centro de mi cuidad llamando la atención y dando el espectáculo. Pasé vergüenza cuando me calmé.
Pero lo peor son los ruidos fuertes. Mi abuela es sorda desde niña, mi madre por eso tenía la costumbre de hablar a gritos, sobre todo al reñirme. Pasaba miedo, quería morir, era una niña que cometía errores como otra cualquiera, y no soportaba que me riñesen a gritos. Prefería morir a pasar toda mi infancia así. Además hablaba muy deprisa, cosa que tampoco soporto, me cuesta prestar atención cuando me hablan así, y cuando lo intento me entra ansiedad. Salía fuera de control. Mi madre creía que era rebeldía, que quería estar por encima de ella, y más chillaba y más deprisa hablaba. Era horrible, horas soportando una fobia y años aguantando esos ratos. Para colmo, por “rebelde”, por cortarle la palabra pidiendo que no gritase, me decía que me iba a llevar al reformadores. Eso se dice normalmente donde vivo a los niños aunque nunca se hace. Pasé 20 años creyendo que mi madre se quería desacer de mí, porque como lo entiendo todo literal, pues creía de verdad que me quería llevar a “un sitio donde van los niños malos y te pegan”. Además como le interrumpía, lloraba y gritaba del pánico, haciendola creer que sólo era una maleducada con ganas de mandar más que ella, tenía que oír cosas como “no te mereces el agua que te bebes”, “niñata”, “contestona”; son cosas que el resto de personas entiende que se digan por el enfado aunque no se sientan; pero yo creía que mi madre era eso lo que opinaba de mí. Me odiaba, sentía que era una mala persona que no se merecía ni el amor de mi propia madre, cosa que es al contrario, mi madre me ama con todo su corazón. Me quiere tanto que cuando me acosaron en el colegio por celos, ella cogió depresión y decía que se quería morir. Otra vez vamos al tema del habla exagerada, otros tantos años pensando que mi madre quería morir de verdad, creía que en cualquier momento iba a coger una navaja y la iba a perder para siempre. Perder a alguien que te ha cuidado durante muchos años, que te compra todo lo que necesitas y te ayuda a estudiar, es muy triste, y yo pensaba que me iba a pasar eso de verdad.
Otra cosa más, no reacciono bien ante los cambios. Cuando pasé de la guardería a párbulo nadie me avisó del cambio, así que reaccioné mal. Hasta me gané durante mucho tiempo el mote de “loca”, cosa que importaba más a mi madre que a mí, la verdad. Y lo único que me pasó es que estuve enfadada mucho tiempo porque habían cambiado mi rutina, sin tiempo de avisarlo, mi uniforme, el sitio, la gente. Me sentí como un objeto, ni siquiera me avisaron de algo así, me sentí parecido a como si me hubieran tratado como un animal. Ni siquiera me habían dado tiempo a asimilar el cambio con antelación. Con el orden soy igual, mis cosas, mi sitio, sólo los toco yo. O al menos eso intento. Pero no hay modo de que no se me “ayude a ordenar el cuarto”. Es sólo un detalle comparado con el resto de lo que he contado, pero bueno, para que me entendáis mejor.
Un detalle más, sufro de EDNOS, trastorno alimenticio no especificado, en parte porque han exagerado mi peso, bien comparandome con gente en infrapeso, o diciendo cuando cojo un kilo que
he engordado una bestialidad (siempre ha sido normal mi peso); bien en parte por mi orden y mis manías.
La verdad, me gustaría saber qué me pasa.

Escrito por Isabel.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Una persona, un universo.

¿Qué somos? Para mucha gente, cuando ve a otra persona, esa persona es "alguien mas" pero, en realidad, somos demasiadas cosas. Muchisimas personas clasifican a los hombres y mujeres que ven día a día como "gente", "personas que caminan y hacen cosas de su vida" pero, ¿en serio tenemos que pensar que todo es así de aburrido? ¿Por qué tenemos que sufrir esta clasificación de parte de la sociedad y de miles de personas? ¿Por qué entrar en la misma bolsa que todos los demás?¿Acaso eso es lo que pensas que sos? Vos el que esta leyendo esto, sos "alguien que camina y hace cosas de tu vida?" o ¿sos un Universo?
Para mí, todos somos un universo. ¿Por qué? Porque, ¿que tenemos que no tenga un Universo? ¿Un mundo? ¿Estrellas? Nuestros ojos son como cristales, no hay un ojo, una pupila que no pueda ser dibujada en un cuadro y quede preciosa, que no sea una obra de arte.
Somos exquisitamente habilidosos, podemos recorrer nuestra mente una y otra vez, y miles de veces y sabemos que nunca vamos a encontrar lo mismo.
Para ustedes que se sienten débiles, dejenme preguntarles, ¿cada vez que estan tristes, sus ojos, como se ven? Cada vez que estan pasando un mal momento, pongan sus manos en su corazon y sientan, escriban sus sensaciones, gritenlas, diganselas a un amigo, a una amiga, a un confidente, a su pareja, a sus padres, a algún Dios o Diosa que alaben, incluso diganselos a ustedes mismos. Expresense, sean un universo.
¿Saben qué hago yo cuando estoy triste? Intento despertar un fuego dentro de mí, intento despertar una emoción que sirve para que abramos los ojos de una vez. Esa emoción es el peligro, la adrenalina. ¿Se sienten decaídos? Piensen que si estan así por mucho tiempo no van a poder aprovechar nada, intenten despertar ese fuego, ese peligro, esa fuerza. Esas sensaciones son las que los van a hacer que se levanten, se estiren y salgan a comerse el mundo, sean introvertidos o extrovertidos, esten en un grupo o sean lobos solitarios o si les gusta estar con gente y a los cinco minutos desaparecer, despierten su adrenalina y hagan lo que mas les guste, construyan sus objetivos, modifiquen lo que no les guste, aplasten los sentimientos negativos y que el polvo de lo malo que les pasa en sus vidas se desvanezca y que el viento les traiga aún mas poder. 
Cada vez que sientan que estan a punto de desvanecerse, despierten ese peligro y despiertense. Ese peligro los llevará a la cima, pero ¿saben qué? No pueden conocer la cima sin haber estado en lo mas bajo. Ámense hasta la muerte.
Al fin y al cabo, ustedes son un Universo. Son lo mas poderoso que existe. Destruyan el prejuicio de "gente que camina y hace cosas" y sean UNIVERSO.

jueves, 14 de enero de 2016

No me obligues.

Es tan difícil que la gente te comprenda, que se ponga en tus zapatos e incluso si nunca vivió algunas de tus experiencias que ponga de su parte para no juzgarte e intentar entender de alguna manera. Supongo que a lo largo del tiempo aprendí que las personas que más te entienden son las que han vivido similaridades a tus vivencias. Es difícil salir el cascarón del estigma que se formó en la sociedad y ser un libro abierto con nuestros problemas, incluso con nuestras relaciones más íntimas y cercanas. Pero aquellos que se ganan esa confianza nuestra deberían sentirse honrados, especiales, porque no solemos hablar de estos temas con cualquier persona equis. Pónganse un simple ejemplo: para la época de navidad y año nuevo toda nuestra familia come como si fuera el fin del universo, como si el mañana no existiera y esa fuera la última cena. Mientras que tú estás ahí sentada pensando, dudando y hasta sufriendo. "Come" te dice tu mamá o la tía o la abuela. Pero por dentro sólo quieres desaparecer de esa situación. Desearias que todo se esfumara y que realmente acabe el mundo. "¿Qué podría salir bien comiendo todo esto?" piensas. Y es tan difícil de explicarle esta situación a alguien, tan difícil de que lo entienda y tan difícil de que no parezca una simple obsesión. Porque no lo es, no es una obsesión. Es una enfermedad. Sí, como leíste: los desórdenes alimenticios son una enfermedad. ¿O acaso crees que esto se elige? Si piensas así pues dejame decirte que estas en lo equivocado. No se elige ni se planea, simplemente pasa, y a veces no podemos darnos cuenta que está pasando hasta que estás sumergido en ese pozo que parece no tener salida. No hay edad para estos trastornos. ¿Se piensan que una niña a la que sus compañeros le dicen "gorda" elige dejar de comer? No. La mente te juega en contra. En lugar de tomar el camino de prácticar deporte o cambiar la alimentación o hacer frente a ellos, se vuelve débil, y toma la opción de matarse a hambre o hasta de expulsar el alimento de maneras que no apruebo o incluso hasta llega a lastimarse porque eso calma el dolor interior que siente. No, no hay edad ni sexualidad para esto que llamamos desorden alimenticio. Yo soy un ejemplo de eso.
Cuando tenía 5 años tiraba toda la comida que me daban siempre que podía. No comía. Me daban inyecciones para abrirme el apetito. No funcionaba. Me obligaban a sentarme a comer tres porciones de lo que se haya preparado en el almuerzo, empezando el día con un desayuno con tres vasos llenos de diferentes bebidas y al menos dos comestibles. Sufría. Era horrible. Llegaba a la escuela llorando. Mi maestra de primer grado me preguntaba qué me sucedía y yo no sabía qué decir excepto que en mi casa me obligaban a comer. ¿Qué iba a hacer ella? Si total la gente piensa que comer siempre está bien y si uno come está bien de salud. El cerebro, pobrecito... de él nadie se acuerda.
Hoy tengo 23 años. Mi mamá aún me obliga a comer cosas que no me gustan o no quiero. Sigo sufriendo cada que eso pasa. Sufro cuando me dicen que estoy gorda y me encanta que me digan que estoy flaca. Un día puedo sentirme la chica más hermosa mientras que al siguiente puedo pensar que parezco un cerdo. Amo comer. Amo alimentarme y sentirme bien conmigo misma. Pero me estoy dando cuenta que la opinión de quien es cercano a mí me duele. No me importa, sólo duele.

Asique si llegaste a leer hasta acá y conoces a alguien con algún desorden alimenticio, por favor, no le obligues a comer. No fuerces algo que no ayuda en absoluto. Esto es mental. Hacer a esa persona comer le va a hacer daño simplemente. No la obligues si no quiere o no se siente cómoda. Acompañale, abrazale y hazle saber que no está sola, que puede contar contigo y recuerdale siempre que puedas lo importante que es. Respetale. 


Escrito por @ohwowfxckit.